viernes, noviembre 23, 2007

HANGMAN!, HANGMAN! y THE TOWN OF GREED, crónica de Conrado Domínguez.

Gran Teatre del Liceu, Sala Foyer, 15 de nov. 2007

Llegó por fin uno de los eventos más esperados de esta edición del Festival, la presentación en el Foyer del Liceu de las dos óperas cortas de Lleonard Badala “Hangman!, Hangman!” y “The Town of Greed”, ambientadas en el Far West americano.

La primera ya se había visto en Barcelona en el Teatro Regina, en el año 1982. La segunda, grabada en CD hace unos años, no había tenido estreno aún.

Ambas óperas finalmente se presentaron en el Teatro de la Zarzuela el pasado mes de septiembre.

El Liceu, conjuntamente con la Caixa de Catalunya y el Festival d’Òpera de Butxaca, habían decidido presentar las obras del compositor catalan dentro de sus respectivas programaciones. El equipo de producción de Barcelona, haciendo alarde de sentido común, encargó al mismo director de escena Gustavo Tambascio el trabajo de realizar la puesta en escena en el Foyer del Liceu. Se aprovecharon elementos de Madrid, sobre todo el vestuario.

La adaptación resultó ser aún de grandes dimensiones, con el público sentado en medio de la acción que se desarrollaba en todas partes . Hubo comentarios críticos al respecto, pero el hecho es que la sala estaba llena a rebosar, y que el público salió en general muy satisfecho, como este cronista pudo constatar

Y es que la proximidad, aunque reste condiciones de audición y visibilidad, siempre es buena para el público, y se agradece todavía más en una obra contemporánea. Los músicos, excelentemente dirigidos por el Maestro Albiach, estaban casi en medio de los espectadores, y ello creo que dio resultados positivos, al poner la música en un primer plano. Esta centralidad física de la música matizó el impacto visual de la escena cargada de acciones simultáneas al estilo “cartoon”.

Del elenco de voces, hay que mencionar primero a María Hinojosa, por el lirismo y la sutileza de su canto. Su estreno en el Liceu no pudo ser más afortunado. Luego a Marlin Miller, el tenor que encarnaba al protagonista Johnny, con una voz muy apropiada al estilo americano de la obra. Iván García, en el papel de padre de Johnny, e Inés Moraleda, en el de madre, mostraron voces seguras y poderosas. Los dos cantantes que hacían de shérif y de verdugo, Enric Martínez-Castignani y Josep Ferrer, destacaron por su solvencia escénica, lo mismo que el actor Carles Canut en el papel del narrador y vedete decadente de cabaret. Gustó también Emilio Gavira con sus papeles de hombre rico y poderoso.

Un montaje contemporáneo, que hay que aplaudir por haber recuperado a una de los compositores eminentes del país, y una iniciativa tripartita que debe de tener una continuidad.