lunes, noviembre 13, 2006

DE BLOG A BLOG: Alma, crítica del Doctor Josep Rumbau

Reproducimos a continuación la crítica sobre ALMA escrita por el doctor Josep Rumbau en su blog operístico "Medicina del Canto y Ópera". Médico y cantante, el doctor Rumbau ha sido durante siete años médico del Gran Teatre del Liceu y conoce como nadie los meollos del oficio operístico, sobretodo los conciernentes a los aspectos musicales y vocales. En su blog, además de textos sobre Medicina del Canto, suele poner comentarios y auténticas críticas a las distintas producciones del Liceo. Su lectura siempre es una delicia y altamente recomendada a los aficionados.

ALMA. "Festival d'Òpera de Butxaca i Noves Creacions".

ALMA
Companyia la trattoria Lirica
”Idea original: Elisenda Carrasco/Marc RosichDirección musical: Elisenda Carrasco
Dramaturgia: Marc Rosich
Puesta en escena: Marc Rosich
Soprano: Maria Dolors Aldea
Soprano: Meritxell Argenté
Actriz: Cristina Gamiz
Piano: David Casanova
Espacio y vestuario: Eva Alonso e Ignasi Gatell
Iluminación: Matías MarcéCapilla del “Convent dels Àngels” de Barcelona.
Domingo 12 de noviembre a las 19:00 h.

Este espectáculo, que se ofrece dentro del marco del “Festival d’Òpera de Butxaca i Noves Creacions” dirigido por Toni Rumbau y Dietrich Grosse, responde a una dramatización sobre aspectos afectivo-artísticos de la vida de Alma Mahler basada en su correspondencia y recuerdos de su última etapa en Nueva York.

Siete canciones de la misma Alma Mahler ilustran el trayecto del espectáculo: Erntelied (Gustav Falke), Die stille Stad (Richard Dehmel), In meines Vaters Garten (Otto Erich Hartleben), Laue Sommernacht (Gustav Falke), Hymne (Novalis), Der Erkennende (Franz Werfel), Bei dir ist es traut (Rainer Maria Rilke) y Hymne an die Nacht (Novalis). Entre el 5º y 6º lied se interpretó un fragmento del Tristan e Isolda de R. Wagner: Isoldes Liebestod en un arreglo para piano solo.La interpretación de la actriz Cristina Gamiz, de grandes dotes histriónicas, fue brillante, buscando en todo momento la complicidad del público asistente, arrancando risas del respetable en los numerosos momentos de humor. Las sopranos Dolors Aldea y Meritxell Argenté secundaron bien la dicción del texto.

La dramaturgia se desenvolvía a través del diálogo entre una madre narradora (Cristina Gamiz) y su hija (Meritxell Argenté), con alguna pincelada de una tercera persona (Dolors Aldea) que, en una posición más hierática, venía a representar a la misma Alma. Se glosaban aspectos de la vida de Alma Mahler desde el punto de vista amoroso y artístico.

Vamos ahora a hablar de la parte musical, que los me conocen bien ya saben que es lo que más me interesa.

Esos lieder, de irregular calidad pero con una gran fuerza romántica, fueron compuestos por Alma Mahler (1879-1964) en su época de alumna de composición con Joseph Labor y Zemlinsky y antes que su primer marido Gustav Mahler la “convenciera” para dejar de componer. En aquella época no estaba bien visto que las mujeres ejercieran de compositoras y Mahler le impuso, como condición para casarse con ella, que olvidara sus intenciones creativas.

La soprano Dolors Aldea es una conocida y veterana cantante que se ha especializado en el género liederístico. Su formación como cantante de lieder le viene de su etapa como alumna de Gérard Souzay en el Mozarteum de Salzburg. Posee una bella voz de soprano lírica muy bien puesta con dominio perfecto del pianísimo (fundamental para poder cantar lieder) y una gran sensibilidad que le permite “decir” las canciones que interpreta con una clara expresividad y exquisito sentido musical.

La también soprano Meritxell Argenté de tan sólo 12 años de edad canta, como es natural, con una voz blanca, aunque muy bien timbrada y con un volumen apreciable. Cantó con evidente musicalidad y una afinación increíble alternando partes de los lieder con Dolors Aldea.

El pianista David Casanova supo acompañar a las dos cantantes con sensibilidad y precisión y, a pesar de la mediocre calidad del piano, interpretó brillantemente la difícil partitura wagneriana destacando las distintas voces que querían emular la densa y compleja orquestación del compositor alemán.

Al final, ¡Sorpresa! Entre las cálidas ovaciones del público que llenaba completamente la sala, el director escénico, el orondo y simpático Marc Rosich, salió a saludar vestido con una camiseta roja que ostentaba un huevo frito en la parte delantera. ¡Fantástico!

En resumen, una velada entretenida, culta y divertida. Totalmente recomendable.